domingo, 28 de marzo de 2010

Carboneras

Algo poco poético y rutinario como es el estar comiendo torrijas sentada en un rincón de mi cocina me resulta fascinante.
Apartada del estrépito al que acostumbro, relajada. Bañandome de sol. De aire puro. Armonía.
Rodeada de libros, animales. Familia. De mi Hogar. Sin hacer nada. Con una taza de té en la que baño mis labios de tanto en cuando, con folios de la universidad a los que echo un vistazo cuando apetece, sin presión, sintiendome completa dentro de la nada. Dentro de una nada repleta de todo. En un vacío tan lleno.
Horas muertas totalmente aprovechadas. Esa sensación de que el estar sentado mirando una flor no significa perder el tiempo. Esa disciplina que no te urge a pesar de que esta presente.
Mi playa, hoy me ha querido sorprender mostrandose brillante, clara, sin principio ni final. Hoy ha querido insinuarme su belleza. Confundirme haciendome sentir incapaz de distinguir cielo y mar. Contándome como las lluvías le han dejado a este paisaje verdes zonas que se abren paso entre el color tierra que acostumbro a ver. Enseñándome como la primavera inunda la montaña de flores. Flores...

Y entonces, Te digo: "Me gustaría que estuvieras aquí,viendo y sintiendo lo mismo que yo"
Me dices: "Me encantaría, pero sabes que no puedo..."
Contesto: "Lo sé. Y no pasa nada...tenemos mucho tiempo por delante"

miércoles, 3 de marzo de 2010

Palabras...

Procuro llevarlas siempre conmigo. Hablo de las palabras, si.
No sé si has probado su medicina, si te has sumergido en su droga. No sé si has perdido la noción del tiempo zarandeandote de una a otra.
Yo las uso. Mucho, además. A veces me da miedo desgastarlas, pero...que va. Siempre permanecen.

Me gusta cuando las empleo para dirigirme a ti. Se tornan suaves y melosas. Cobran un sentido casi melódico. Melodicamente armonioso.
Es como liberarse del peso que amenaza tu bienestar y entonces...entonces empiezas a sentir como miles de hormigas y mariposas recorren tu organismo partiendo desde el centro.
En esos momentos ninguna palabra morfológicamente correcta digna de aparecer. Por ello el silencio reemplaza un amoroso balbuceo lleno de sensaciones inexplicables. Lleno de fonemas que se combinan para crear el sinsentido que intenta expresar por qué apuesto por ti...