martes, 31 de mayo de 2011

Érase una vez, época de exámenes

Llevo días y días quejándome por los rincones de esta carrera a contrarreloj que son los exámenes. Muy propio de mí en esta época. Soy dada a grabar en mi cabeza, con absoluta perfección, el estampado de la cortina de mi salón, las caras de Groucho, Harpo y Chico Marx subidos a ese tren del oeste o los detalles arquitectónicos del edificio de mi facultad. Ahora, pregúntame por qué a pesar de emplear tantas horas de estudio, no siempre me cunde de un modo directamente proporcional.

¡Ay Dios mío! Qué hago yo ahora escribiendo aquí… consigo evadir las miradas recelosas que me echa Salinger desde el escritorio por no tener valor para terminarme su libro, consigo reclinar todos y cada uno de los planes sociales que me surgen cada día, consigo tener los apuntes más organizados y puestos al día de Psicología Fisiológica que he visto, consigo posponer la escritura de la última parte de la historia con el “cálido rincón del procrastinante”… pero me cuesta tanto bajar la cabeza a los apuntes y no separarla de ella en horas… Soy dispersa por naturaleza, y oye, las moscas que circulan a mí alrededor no caben en sí de orgullo por la capacidad que tienen de captar mi atención.

Es época de retomar mí no-afición al café. De ponerme a mil con manchadas que contienen un 80% de leche. De no saber dónde voy a comer cada día ni dónde voy a dormir cada noche. De organizar un horario perfecto y desobedecerlo a rajatabla. De intentar volver útiles las horas que marca este casio digital con pantalla rayada. De dudar a final de mes si pagarle el alquiler del piso a la dueña o a la biblioteca.

¡¡Pero lo voy a conseguir!! Me voy a concentrar y voy a sacar todo esto para adelante. Así que tendréis que perdonar mi futura ausencia, si es que la notáis, pero me despido hasta dentro de un mes y poco.

¡Deseadme suerte!

viernes, 13 de mayo de 2011

Hoy no es un buen día

Esta “pre-nostalgia” se consagra como un hecho. Esta pre-nostalgia que me está matando.
Iba de mi cuarto hacia el baño y entonces he visto que Elisa ya tenía todas sus cosas empaquetadas. Que la estantería de su habitación, al igual que su leja del baño, ya estaba vacía. Fátima nos daba hace un par de días la noticia. El giro de 180 grados que su vida está a punto de sufrir comienza el lunes, pues ese mismo día se despide de nosotras. Se despide de Granada.
En tan solo dos días comienzo a vivir sola hasta el 4 de Julio. Sola en un piso de 3 habitaciones, donde en dos de ellas ya no están quienes deberían estar.
Y luego está Lorca… ¡Ay Lorca!
Os prometo que a veces no sé cómo puedo reír tanto a lo largo de un día. Contar tantos chistes e inventarme tantos otros. No sé cómo puedo hacerle la escalera mecánica a Fátima desde el otro lado de su stand, ni sé de dónde saco las ganas de salir corriendo y explotar globos con el culo. No sé como puedo compaginarlo con toda la procesión que llevo dentro.
Algo en mí se empeña en hacerme verlo todo desde un lado más positivo. Me repite aquello que decía sobre la “ley de vida”, y me dice cosas como que “es importante ser valiente y perseguir el progreso y la felicidad, aunque ahora sea tan duro” o me echa en cara cosas como “irte es tu decisión, nadie te obliga”. Esa voz que me recuerda que cuando lo pones todo en una balanza el resultado es positivo y es por ello que las cosas suceden ahora así.
Elisa se va a México a crecer y desarrollarse como persona, Fátima se vuelve a Sevilla para avanzar y perseguir su felicidad, y yo me voy a Alemania para enriquecerme y descubrir, igual que María. Así suena todo tan bonito…
Pero luego está Simón… ¡Cómo te quiero Simón! (Te has quedado a cuadros con mi expresión pública de amor eh! Tenía que llegar este día) Y está nuestro pacto sobre el modo de afrontar la separación. Ese pacto tan doloroso a la par que inteligente. Ese mismo que nos sitúa en una posición extraña en la cual dos personas que funcionan juntas a la perfección se ven obligadas a pausar algo que solo quieren que siga creciendo. Pero nos queremos y estamos juntos en esto. Porque el amor es eterno mientras dura.
Y la facultad… dando gritos y agitando enérgicamente los brazos para ver si de este modo le presto más atención y dejo de lamerme las heridas del corazón. Y yo que le contesto, “ ya voy, ya voy…” Y fisiológica me tira de la manga y me lleva hacia el escritorio, pero mi corazón da un brinco y me insta a exprimir las últimas horas de Fátima. ¡Qué caótico!, ¡Qué gazpacho de obligaciones y responsabilidades académicas, “maritales” y amistosas!.
Y luego está Lorca… ¡Ay Lorca!
Hoy estoy muy triste. Hoy no es un buen día.

domingo, 8 de mayo de 2011

Mi Carboneras



IX
Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube de occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza
y hasta el sauce, inclinándose a su peso,
al río que le besa, vuelve un beso.