- "Amor es el primer sentimiento que hay antes de que todas las cosas malas aparezcan"
- "Cuando mi abuelita empezó a padecer artritis no podía pintarse las uñas
de los pies; así que mi abuelito se las pintaba todo el tiempo aún cuando
empezó a padecer artritis en sus manos, eso es amor." - "Amor es cuando una muchacha se pone perfume y un muchacho se pone colonia, salen juntos y se huelen mutuamente."
- "El amor es cuando sales con alguien a comer y le das la mayoría de tus patatas fritas sin hacer que esa otra persona te dé de las suyas."
- "Amor es cuando alguien te hace daño, te enojas mucho, pero no le gritas porque sabes que eso herirá sus sentimientos."
- "Una vez mi hermana mayor enfermó, se le llenó todo su cuerpo de
ronchitas, y su novio venía todos los días a verla y no le daba miedo
enfermarse, él la acariciaba en las noches en su cama hasta que se dormía y luego se iba, eso es amor." - "Amor es lo que te hace sonreír cuando estás cansado."
- "Amor es cuando mi mamá hace café para mi papá y ella prueba un poquito primero antes de dárselo, para estar segura de que sabe bien."
- "Amor es cuando le dices a un muchacho que te gusta su camisa y él la usa todos los días."
- "Amor es como una viejita y un viejito que aún son amigos aún después de conocerse muy, pero muy bien."
- "Amor es cuando mami le da a papi el pedazo de pollo más grande."
- "Amor es cuando mami ve a papi sudoroso y oloroso y aún así dice que es más guapo que Robert Redford."
- "Uno no debería decir "Te amo" cuando en realidad no es así... pero si
realmente amas a alguien deberías decírselo, puede ser que a esa persona
se le haya olvidado."
jueves, 26 de enero de 2012
Los significados del amor
domingo, 15 de enero de 2012
El frío de la ausencia
Echar de menos a alguien es una sensación difusa, punzante y no localizada. Viene acompañada de fuertes síntomas que con escasas fórmulas puedes tratar y cuyos prospectos son vagos y poco francos. No hay modo alguno de ponerse a cubierto y nunca sabes cuándo puede abalanzarse sobre ti y hacerse con tus pensamientos. El único modo de estar a salvo es, irónicamente, cobijarte junto aquellos que generan en ti tal sensación.
Cuando echas de menos, esa/s persona/s resulta/n irremplazable/s y ninguna otra puede llenar ese vacío. Pero no tienes porqué dejar que la tristeza infeste el resto de tu vida, ni que contamine tu corazón al completo, de hecho, la mejor forma de sobrevivir a la añoranza es, precisamente, contrarrestar esa carencia con otros aspectos de tu vida que te hagan sonreír y que logren abstraer tu mente; tumbarse en la cama y mirar al techo resulta tentador, pero sería contraterapia.
Echar de menos te agota, te crispa y desespera. Los calendarios crecen a lo largo y ancho, las horas se elevan al infinito y las tardes son eternas. Un simple olor lo supone todo, un paseo se convierte en un tour por aquellos sitios que llevan su/s nombres impregnados en las aceras y el breve espacio de un silencio está lleno del ruido interno que vive en tu cabeza y te grita que: todo-sería-un-poco-mejor-si-él,-si-ellas-estuviera/n-aquí.
Echar de menos a muchas personas es casi imposible de digerir. Se te hiela la piel y el corazón junto a ella se encoge de frío. Todo se vuelve color-gris-oscuro y tienes que luchar contra la monocromaticidad, porque es importante conservar todos los colores de la vida.
Echar de menos no es agradable pero los reencuentros… los reencuentros son perfectos. Los reencuentros son como todo debería ser. Rezuman magia y alegría, te recomponen lo que te quitaron y crean una explosión de luz y de calor. Los reencuentros con él y los reencuentros con ellas, tienen todo lo necesario para poder saber con certeza que, la espera, siempre, SIEMPRE, merece la pena.