lunes, 28 de febrero de 2011

Parte 23

Continuación de la parte 22, sita en http://elcalidorincondelprocrastinante.blogspot.com/2011/02/parte-22.html

-¿Dónde está? –preguntó Aaron dirigiéndose a Sophie y Vince.
-Aquí –contesté con una voz tenue.

Hice acopio de mis escasas fuerzas y procuré disculparme con Aaron. Sin saber muy bien por dónde empezar, me limité a dejar salir las palabras e intentar así arrancar parte de la culpa que sentía. Apenas hube empezado cuando Aaron me hundió en su pecho envolviéndome dulcemente entre sus brazos. Insistió en acompañarme a casa y asegurarse de que me metía en la cama sana y salva. Sophie dejó de explicarle las razones por las cuales eso era innecesario -pues ella venía a casa conmigo-, en cuanto comprobó que Aaron no estaba dispuesto a discutir sobre sus intenciones.
A la mañana siguiente, el impacto seguía presente, la incredulidad latente y la exhaustación palpitando en el aire. Aun así, no había tiempo que perder, no podía permitirme un día libre, por el contrario, necesitaba evolucionar en mi trabajo de un modo más notable del que acostumbraba dado que los últimos altercados habían complicado la situación en la que Voice se hallaba.

Llegué a la oficina intentando aparentar que la noche anterior no existió. De camino me paré a comprar algo de café y aproveché para llevarle también a mi secretaria y a Aaron. Cuando toqué en el despacho de éste último, él no estaba, así que entré y le dejé el vaso encima de su mesa con una nota que decía “Un chute de cafeína siempre ayuda a encarar los días de duro trabajo. Necesitamos hablar.”

La segunda parada fue en la mesa de mi secretaria. Los ojos de Helen albergaban todas las preguntas que contenía en su interior y que, en un intento de ser precavida, no quería realizar. De no haber sido así, seguramente una retahíla de preguntas habría explotado en el ambiente saliendo todas ellas de modo atropellado. Motivos no le faltaban.

-Esto es para ti Helen – le tendí con cariño su café.

Me miró sorprendida y entonces me dijo:
- ¿Cómo sabía que mi favorito es el café Vienés?
- Tu trabajo es soportarme y hacer lo que yo te pido, dicho a grosso modo. A mí también me gusta atenderte a ti, o al menos saber lo que te gusta.

Nada más entrar a mi despacho, recordé que tenía que ponerme contacto con Catherine para darle una solución al tema de las impresoras, así que llamé por la línea interna a Helen pidiéndole que me consiguiera una reunión con mi jefa. Tan pronto como colgué, tras un leve golpe en la puerta con los nudillos, mi secretaria entró algo tímida en el despacho.

- ¡Helen! Dime, ¿en qué puedo ayudarte?
- Señorita Cooper…
-Sabes que puedes llamarme Alison.
-Señorita Alison, - me resigné - no quisiera que me tomaras por cotilla ni indiscreta. Pero me consta después de escuchar tu mensaje que no estás al tanto de los últimos acontecimientos.
- ¿Más acontecimientos? No sé si podré soportarlo…
- Se dice que el Señorito Brooks le dio un susto ayer a James Sandler, y que además ha conseguido unas pruebas sobre algo de unos despidos improcedentes en Monde, ha logrado que se publique la noticia y ahora les está devorando la prensa. En cuanto a la impresión. Ya tenemos la mayoría de los números en nuestra sede. El señorito Brooks consiguió también que unas impresoras se pusieran a nuestra disposición sin decir ni mú. Así que cumpliremos el horario que Voice tiene, y mañana martes se lanzará el siguiente número. No faltará en ningún comercio.

No supe que decir. Mi cara de estupefacción debió servirle como respuesta a Helen porque ella tampoco me instó a contestar. Lejos de alimentarse de mi reacción para la dosis de “radio patio” que había entre secretarias, continuó ayudándome a poner todo al día.

-Señorita Alison, por Dios. No vaya usted a olvidarse de que este viernes es día 23.
- La gala…
-¡Exacto! La gala. ¿Tendrá usted vestido ya, no?
- Oh Helen…no he tenido tiempo de ocuparme de eso, pero descuida. Estaré lista a tiempo.
- El señorito Lévon, François Lévon, me dejó un mensaje para usted a primera hora de la mañana. Me dijo que usted…
-Tutéame Helen…
- Que tú, señorita Alison, te encontrarías indispuesta para organizarte y que no podía permitir que fuera hecha una cualquiera a esa gala. Así que se ha tomado la libertad de contratar a un peluquero y maquillador para que vaya a tu apartamento el mismo viernes y te atienda personalmente. Además… no quiero ser indiscreta ni cruzar mis limites pero… tenía esta revista de moda en mi mesa…y marqué algunos vestidos de esta temporada que me encantaría tener pero no puedo permitirme. Estoy segura de que alguno te gustará para el evento…

Me puse en pie y besé en la mejilla a Helen. Le agradecí de corazón todo el esfuerzo que estaba poniendo y me quedé con la revista para echarle un vistazo.

Estaba todo listo. El resto de la mañana transcurrió, gracias a Dios, sin mayores sobresaltos. Podía haberme ido a casa y descansar, pero las novedades se sucedían una tras de otra y preferí quedarme ahí donde todo ocurría. Empecé así a organizar el trabajo para la siguiente publicación de la revista cuando Sophie me llamó.

- Alison no te lo vas a creer…
- Es posible que sí que lo haga sea lo que sea…me empiezo a acostumbrar a las sorpresas…
- Esta vez es buena…pero dime primero… ¿Cómo estás? ¿Has visto a Aaron?
- Pues la verdad es que no… he ido a dejarle un café en su despacho y supongo que cuando lo vea me avisará… Por cierto Sophie… no sabes todo lo que ha hecho Aaron para…
- Si, si lo sé. Vince me lo ha contado todo. ¿Es increíble verdad?
- Lo es… Por cierto tú y yo no hemos tenido tiempo de hablar del tema, pero te debo una disculpa. Ya sabías que todo esto iba a ocurrir. Quiero decir, sabías que Ad… Kevin, no era de fiar… no te hice caso.
- Alison no seas tonta. Yo habría hecho lo mismo en tu lugar… No te culpes más, no has hecho nada que otra persona no hiciera.
- Gracias Soph…
- Caaaambiando de tema – dijo con tono divertido.
- ¡Dispara!- le insté divertida e intrigada.
- Señorita Cooper… a partir de mañana podrá usted estirarse tanto como quiera en su amplia cama. Lo he encontrado. ¡Lo he encontrado!
- ¡Tienes piso! No puedo creerlo. ¿Cómo es que un piso ha llegado a ser lo suficientemente bueno para ti?-me burlé.
- Pues… siendo un ático, muy amplio, con espacio para mis trabajos, muebles blancos, cocina enorme, una cama para mi sola…
- Caray, esto promete.
- ¡Sí!
- ¿Y cuando me vas a presentar a ese ático que te ha robado el corazón?
- Me gustaría hacer una inauguración el miércoles. Sé que con eso de la gala y con todo lo ocurrido es un momento algo delicado, pero nos vendrá bien a todos para despejarnos y volver a la normalidad. ¿No crees?
- Creo que es una idea genial. Allí estaré contigo.
- Gracias antigua compañera de piso –bromeó.

El café de la mesa de Aaron debió de helarse porque no apareció hasta media mañana. No pude esperar para comprobar si vendría a mi despacho así que yo misma fui en su búsqueda. Estaba atendiendo una llamada de teléfono así que esperé de pie en medio de la habitación mirando a la foto de su mesita. Entonces, de repente, supe cuál sería mi regalo de inauguración para Sophie.
Temía el momento en el que Aaron colgara el teléfono. Cómo empezar a hablar. Qué decirle. Por dónde empezar… Ese momento llegó y no me quedó otra que empezar por donde debía.

- Lo que has hecho es impresionante Aaron. No sé cómo agradecértelo. De hecho, empiezan a acumulárseme todos los motivos por los que tengo que compensarte…
- Bueno…por lo que veo has empezado trayéndome un café… no está mal.
- Está frío. Lleva ya unas cuantas horas sobre tu mesa.
- Lo siento esta vez yo. Tenía unos asuntos que tratar antes de venir.

Parecía frío y distante. Quizás dolido. Tenía motivos.

- Aaron. No me voy a compadecer de mi misma ni te voy a pedir que comprendas porqué me fui al Empire State con un hombre que había visto contadas ocasiones. Ni siquiera yo sé porque incliné mi balanza en ese instante hacia él…
- Alison esto no se trataba de un juego en el que debías de escoger entre dos amantes. Ni soy eso para ti, ni quiero serlo.
Se hizo un silencio y…
- A mí tampoco me gustaría que fueras mi amante… Ese no es el papel que quiero para ti en mi vida.

Interrumpieron la conversación para traer el correo, y tan pronto hubo salido el corresponsal del despacho retomé la conversación.

-En ningún momento pensé que todo esto llegaría tan lejos. Que perjudicaría a la revista, que se burlarían de mí… que James en algún absurdo momento, decidiría que no se había cebado todavía lo suficiente conmigo, y quisiera seguir complicándome la vida. La mayoría de las veces que me he dejado llevar por los sentimientos en temas del amor, me han dado de palos por todos lados, por eso de un tiempo a esta parte he sido cuadriculada, distante y cabezona. Durante meses me he privado de sentir, y he estado totalmente sola. Mi luto terminó y quería retomar mi vida en todos los aspectos, pasión y romanticismo incluidos. Pero no es fácil. No era fácil dejar de ser una desconfiada y deshacer mi coraza, por eso decidí cegar a mi razón y otorgarle todo el poder a mis impulsos.
- A fin de cuentas ese Kevin se llevó la mejor parte… con él fuiste capaz de hacerlo. Con otras personas no derrumbaste las barreras de un modo tan inmediato…
- Tienes razón – agaché la cabeza y di la conversación por terminada, no creí tener fuerzas suficientes en esa ocasión para enfrentarme a Aaron – Mejor me voy. Nos vemos en otro momento.
- No, no. Alison espera…
- Da igual Aaron. No te molestes. Reconozco que la culpa fue mía. Tú ya has hecho suficiente encargándote de enmendar todos mis errores frente a Voice. Que tengas un buen día.

Busqué en internet algún lugar en el que encontrar el regalo de Sophie. Eché las cortinas para que nadie me molestara y hojeé los vestidos que Helen había marcado. Uno de ellos debió de ser su favorito porque estaba lleno de señales con colorines que lo hacían destacar sobre los otros. Llamé a Versace y pedí que me lo enviaran a la oficina esa misma mañana.
Organicé todo el papeleo que tenía amontonado en la mesa y tomé otro café mientras esperaba que llegaran con mi pedido. Helen tocó la puerta inquieta y feliz, le di permiso y entró con el paquete en las manos.

-Señorita Alison, ha llegado esto para ti ¿Es lo que yo creo? ¿Lo es,verdad? ¿Puedo verlo? ¿Es el que yo marqué, si?
- Helen, Helen, Helen… -intenté cortarla mientras ella seguía parafraseándose a sí misma - ¡Helen!
- Perdón, soy una charlatana… ábralo –sonrió nerviosa.
- No Helen, no me corresponde abrirlo a mí. Este vestido es un regalo para ti. Así que te pertenece.
-¿Cómo es eso? ¡Está usted loca!...Digo, ¡Estás tú loca!...Quiero decir…
-No estoy loca, y relájate. Tengo que empezar a demostrar mi gratitud hacia todos aquellos que me hacéis la vida más fácil. Esto es solo un modo de darte las gracias por tu forma de acogerme desde que llegué a la revista. Ahora vete a casa y lúcelo. Aquí no hay nada más que hacer por hoy.

Helen me abrazó hasta que necesité recuperar mi respiración y le pedí que me soltara. De camino a casa llamé y pedí que me mandaran un vestido a casa, esta vez sí que era el mío.
Un poco de vino, algo de Jazz de fondo y una bañera rebosante de agua fue toda la medicación que me receté a mí misma para el resto de la tarde.

Aún envuelta en la toalla y con el pelo desenredado cayendo por la espalda, retomé en mi ordenador la búsqueda del regalo de Sophie. Me estaba costando más de lo que pensaba encontrarlo así que decidí llamar a Aaron y pedirle ayuda.

- Hola Aaron. Necesito tu ayuda… Una vez más…

Continuará en… http://elcalidorincondelprocrastinante.blogspot.com/

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