jueves, 8 de octubre de 2009

Un día de la semana

Entra un olor esquisito a comida por la ventana abierta de mi salón.
Yo sigo tumbada en el sofá, haciendo tiempo para empezar a cocinar algo que espero que acabe oliendo tan bien como lo que mi vecina prepara.
Ultimamente me huelen siempre las manos a comida, por más que me las lavo y por más crema que me hecho. La verdad es que no me disgusta, me hace sentirme útil a la vez que me abre el apetito.
Me siento útil dentro de la inutilidad que arrastro esta semana. Pues estoy todo el día en horizontal y tomando infusiones, a ver si me recupero de este bajón de defensas que la verdad, no me ha pillado por sorpresa.
Pero ya queda poco, en nada estoy de puente por Málaga, y a la vuelta... la vuelta va a ser lo mejor. Pero de eso ya habrá tiempo de hablar!

Un besito desde un salón situado en un bloque cualquiera de doctor oloriz.

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