lunes, 3 de enero de 2011

Parte 7

(Continuación de la parte 6, sita en http://elcalidorincondelprocrastinante.blogspot.com/2011/01/parte-6.html )

- Dime Aaron, ¿tienes algo que hacer el resto de la mañana?- le pregunté mientras se acomodaba en mi salón.
- Después del almuerzo tengo que recoger a Shawn del veterinario, eso es todo, ¿por qué lo preguntas?
- Verás... quizás he leído más de lo que debiera de ese USB...de hecho, vale, lo reconozco, lo he leído todo. Pero me gustaría hablar contigo sobre un par de cosas. Son importantes así que creo que deberíamos tomarnos para ello el tiempo que merecen. Es por ello que te propongo lo siguiente...
- Soy todo oídos - contestó con una sonrisa cargada de una disposición bastante entusiasta.
- ¿Has desayunado? -le pregunté.
- Solo un café hace ya algunas horas.
- Está bien. Pues yo voy a necesitar otro, ¿quieres hacerme de cocinero Brooks? - le propuse con un sobreactuado parpadeo con misión conquistadora - Necesito darme una ducha antes de empezar con este asunto, y no creo que pueda espabilarme del todo sin un café y algo que echarle al estómago. Ayer me quedé dormida nada más llegar y... bueno, como puedes comprobar no he tenido tiempo de hacer mucho desde entonces... la intriga que despertó en mí ese USB paralizó por completo todo pensamiento de accionarme. Termino en seguida. Ahí tienes la cocina, sírvete tú mismo... Actúa como si fuera tu casa...al fin y al cabo... lo fue ¿no? - y mi voz, ya lejana al salón, se acalló tras entornar la puerta de mi habitación y meterme en mi baño.

Había ido alejándome poco a poco del hall y hablando atropelladamente como si de ese modo Aaron no tuviera más remedio que aceptar mi oferta, o al menos, no tuviera opción de reclinarla. Encendí el grifo de la ducha y me sumergí en ella, alargando el momento todo lo que pude, relegándome al confort del agua caliente resbalando por mis sienes y por mi cuerpo, y al el olor a frutas del champú.

Esa mañana me levanté temprano con una llamada de mi jefa. Se había enterado del percance del día anterior y me dio de nuevo el día libre bajo la amenaza de que más me valía reposar y no pensar en los asuntos de la redacción. Me quité los tacones con los que incluso había dormido y mientras hacía la cama encontré el USB enrollado entre mis sábanas. Sin saber de dónde había salido lo metí en el ordenador guiada por una mezcla de intriga y desconcierto, y entonces lo vi. Era de Aaron, "se debió caer del bolsillo de la chaqueta" pensé de un modo inequívoco. No pude evitarlo, leí todo lo que había, ensayos, críticas...y escuché un par de selecciones de música que tenía guardadas. Mientras estaba inmersa hasta las cejas en uno de sus ensayos él tocó la puerta y, honestamente... este Channel no me gustaba tanto como para que me hubiera tenido que ver otra vez de esa guisa.

Salí de la ducha, me desenredé el pelo y me puse un conjunto de Victoria Secret el cual formaba parte también del nuevo fondo de armario que anunciaba mi nueva vida. Entré a mi habitación, que comunica con el baño, tarareando Hotel California y olvidándome por completo de que había dejado la puerta entornada, a través de la cual, por cierto, entraba el exquisito olor de un brunch improvisado. Me puse unos vaqueros y una bonita a la par que cómoda camiseta, un look que distaba mucho de la vestimenta del día anterior, y más adecuado para la jornada de trabajo que me esperaba.
Ingenua de mí, creía que aprovecharía la mañana para desembalar cajas y empezar a construir un hogar, pero ya me empezaba a hacer a la idea de que mientras Aaron rondara cerca, más me valía estar lista para las improvisaciones.

En el salón me esperaba un sorprendente despliegue de alimentos dispuestos en la mesita que había frente al sofá. Me senté con Aaron y empezamos a degustar ese desfile de platos, con el que indudablemente me dejó atónita. Le agradecí que hubiera preparado todo eso y admiré su habilidad para crear tal manjar con una despensa aún bastante vacía. El aceptó mis halagos y sin más dilación empezamos a comer.
Decidí dejar los temas importantes para más tarde, cuando tuvieramos las bocas vacías y las manos algo más limpias, sin embargo, no pude evitar abordarle a preguntas y dar rienda suelta a mis curiosidades.
Hablamos sobre gustos musicales y resultó que Aaron se ajustaba bastante a la descripción que me había dado mi vecina de "músico extravagante". El contaba con la habilidad de tocar el saxo y el piano, pero yo, a pesar de no ser virtuosa con los instrumentos, cuento con una sensibilidad muy especial para sentir la música de la que él se percató. Resultó que las canciones de su pen-drive que yo pensé que eran de Ludovico Einaudi, en realidad eran grabaciones de él mismo tocando, y los solos de saxo que yo creía extraídos de alguna pieza de jazz, efectivamente, eran suyos también. Procuré ocultar la impresión que tal noticia me había causado, ya le había regalado los oídos instantes antes con sus dotes culinarias y lejos de dar mi frío brazo a torcer, mantuve la compostura como pude, aunque no por ello dejé de felicitarle por su destreza en lo musical. Finalmente, al mismo tiempo que bebimos el último sorbo de café, cerramos el tema de la música y redirigí la conversación.

- Verás Aaron. Tengo que empezar explicándote algo para que entiendas porqué te he dicho que tenía temas importantes de los que hablar. ¿Has oído hablar de News Corporation?
- Por supuesto Alison, recuerda que a fin de cuentas trabajamos en el mismo mundo.
- Cierto Aaron, sólo quería asegurarme. En fin, News Corporation anda buscando una nueva revista importante que añadir a su imperio. Un contrato así podría suponer mejoras que no alcanzarías a imaginar ahora mismo para Voice, que como bien sabrás es la revista para la que trabajo actualmente. Es una oportunidad que no podemos permitirnos perder puesto que últimamente el índice de ventas está decreciendo y esto nos supone un enorme problema. Monde es nuestra competencia, no es la única que tenemos pero bien es cierto que las demás no suponen ninguna amenaza. James está lamiéndole el culo a unos cuantos jefazos y ese juego sucio no nos beneficia en absoluto. Como te he dicho hace un momento, nuestro índice de ventas esta disminuyendo. Nuestros lectores quieren algo nuevo, están cansados de la dinámica de Voice y necesitan un soplo de aire fresco. Por ello me contraron, mi curriculum y mi estilo les auguraba novedades, pero no es suficiente. Yo sola no puedo redirigir el rumbo de toda una revista con décadas de experiencia a sus espaldas. Aquí es dónde tú entras Aaron. Empiezo a pensar que las casualidades no existen. No todos los días un perro irrumpe en un cóctel y se abalanza sobre mí ¿sabes?, y no sé Brooks...¿sueles dejarte USB's de contenido tan valioso en los bolsillos de todas las chaquetas?. - cambió su rostro atentó por una graciosa mueca - Verás Aaron. Ya me he confesado pecadora y te he dicho que he leído tus ensayos y tus críticas. Es un material muy bueno, ¿lo sabes?. El ensayo en el que haces una crítica social a la insensibilidad que promulgamos ante el amor, el afecto, las muestras de cariño, la facilidad con la que aceptamos la oligarquía de lo insensible... es extraordinario. Has hecho un trabajo espléndido Aaron y creo que puedes ayudar mucho en mi revista. No te haría esta propuesta sino fuera porque sé que tendrán muy en cuenta mi criterio... pero... ¿te gustaría incorporarte a Voice?- tomó aire para responderme - Espera, espera, antes de que contestes...Todavía tendrías que hacer una entrevista con mi superior, pero si vas de mi parte el trabajo es tuyo Aaron. Piénsalo... sé que antes no has trabajado como redactor oficial, pero es una oportunidad en la que tanto Voice como tú salís ganando...Sabes que lo último que quiero es poner mi salud en riesgo teniéndote cerca - me burlé de él - por lo tanto sabrás que esto es importante, ¿qué me dices?

(Continuará en http://elcalidorincondelprocrastinante.blogspot.com/)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.