jueves, 10 de febrero de 2011

Parte 19

(Continuación de la parte 18, sita en http://elcalidorincondelprocrastinante.blogspot.com/2011/01/parte-18.html )

Sophie decidió invitarme a cenar para compensar, lo que según ella, suponía la carga de hospedarla mientras encontraba un buen piso donde mudarse. Distaba mucho de ser una molestia el tener de nuevo a Sophie a mi lado. Su sola presencia inundaba cualquier habitación de recuerdos, algunos cargados de dolor, otros ligeramente vergonzosos y la gran mayoría, inmensamente exquisitos. Mientras nos embriagábamos con el sabor del vino y el furor que causaban nuestras conversaciones, los platos desfilaban por delante de nosotras dos, que los engullíamos sin apenas mirarlos.

Partiendo de la premisa de que cualquier nimiedad que hubiéramos vivido era considerada de vital importancia, nos narramos de un modo incansable nuestros últimos ocho años. Habíamos mantenido el contacto pero ninguna de nuestras cartas contaba con demasiados detalles. Sophie me confesó que tenía en una carpeta guardados todos los titulares de prensa en los que salí, y todos los artículos que escribí que llegaron a sus manos. Incluso tenía dos de mis libros que me pidió, les firmara. Había intentado con ahínco seguir mi trayectoria desde la distancia y me había tenido presente en todo momento. Así, no era de extrañar que me sintiera una mala amiga cuando me contó su trayectoria profesional tan destacable, en la cual, yo no había participado de modo alguno.

Empezó estudiando Historia del Arte en la bella París. Los primeros tres años vivió en un hotel de prestigio, frecuentó las boutiques más caras y se hizo con pasmosa facilidad a la vida parisina; pronto dejó salir su parte más bohemia y se mudó a un gran ático que le hacía las veces de estudio, y no tardó en llenarlo de lienzos con su sello personal. Expuso sus obras numerosas veces, consiguió hacerse un nombre y cuando empezó a escalar la montaña del éxito, se dio cuenta de que no tenía nadie a su lado con quien realmente deseara compartir ese triunfo. Así pues, decidió volver a su natal Nueva York y abandonar de nuevo sus raíces, para así estar al lado de aquellas personas que jamás dejaron de estar presentes, a pesar de encontrarse a miles y miles de kilómetros de distancia.

Íbamos en taxi rumbo a mi apartamento cuando mi teléfono empezó a sonar.
-¡Es Aaron! – dijo Sophie dándome un codazo.
Curiosa exploré mi bolso hasta que logré dar con el móvil. Mientras tanto los nervios empezaban a alcanzar mi estómago. Miré la pantalla y…
-Es Adam.
-¿Adam?- dijo extrañada mi amiga.
-Hola Adam – contesté tapándole la boca con la mano mientras ella intentaba zafarse.
-¿Has visto la noche tan mala que hace? – decía su voz al otro lado del teléfono.
-Sí… está cayendo un buen chaparrón – contesté mirando a través de la ventana del Ford amarillo.
-Sería estupendo que la noche de mañana, por el contrario fuera estupenda ¿verdad?
-Mmm… sí… supongo.
-¡Perfecto! Pues que te aparece si te recojo sobre las ocho.
-¿A las ocho? ¿Mañana? – contesté contrariada.

Mientras tanto Sophie, movía enérgicamente su cabeza con un signo de negación.
-A las ocho es perfecto.

Ya estábamos metidas en la cama y Sophie no dejaba de renegar por haber aceptado la invitación. Todo argumento que me daba en defensa a su reticencia era que ese tal Adam, le causaba malas vibraciones.
-Que te lo digo yo Alison… confía en mí.
-Créeme, lo haría si lo conocieras o si tuvieras algo sólido sobre lo que basarte para decirme que no salga con él, pero me temo que lo único que te molesta es que Adam no es Aaron… y eso me lleva a la siguiente cuestión, ¿qué te ha dado a ti con Aaron?
-Que no cambies de tema, no hay nada más sólido que el hecho de que no me dé buena espina. Confía en mi, cabezota. Soy buena con esto de las intuiciones.
-Vale, igualmente voy a quedar con él, puesto que al contrario de lo que piensas, he dejado de ser una cabezota que se aferra a su vieja idea de que no hay que confiar en el primero que se te cruce, pero Adam… ha sido todo muy extraño desde el principio… ¿no te parecen demasiadas casualidades? Igual quiere decir algo…
-Las casualidades no existen, y precisamente ese saco ficticio de cosas en común, el que por primera vez en tu vida te roben y de modo inmediato aparezca tu príncipe azul…todo eso que tú llamas casualidades…yo lo califico de “sospechoso”
-Está bien… y porqué el modo en el que entró Aaron en mi vida no te parecen una serie de casualidades, que una tras otra nos han traido hasta el día de hoy...
-Porque tras un encuentro inesperado en común todo lo que se dio entre vosotros fueron causalidades, ¿entiendes la diferencia? CAUSALIDADES.
-A mí me parece lo mismo dicho con otras palabras…

Y así estuvimos discutiendo hasta que con un almohadazo en la cara de mi amiga, decidí dar por zanjada la conversación.

A la mañana siguiente todos los altos cargos de Voice estábamos en sala de reuniones, frente a Catherine, que nos comunicaba los últimos acontecimientos de la revista.
-Está bien equipo. Quedan menos de tres semanas para la fecha decisiva y Monde nos está pisando los talones. Sin embargo vamos a la cabeza y debemos mantener este puesto.
>> En una semana ocultan los porcentajes de venta para evitar conflictos entre las revistas que compiten por el puesto, así que andaremos a ciegas hasta el día de la gala. No podemos permitirnos despistarnos bajo ningún concepto. Os quiero a todos con los cinco sentidos, que digo con los cinco sentidos, con veinte si hace falta, todos puestos en esta revista. Nos hemos dejado la piel en hacer algo que valga la pena, algo que nuestros ciudadanos disfruten, algo que quieran tener en sus manos y amenice sus vidas cada vez que pasen una página. Algo que enseñe, entretenga, comprenda y anime a nuestros lectores. Es el último empujón… Sé que todos tenemos familia, una pareja, algunos hijos, y toda una vida llena de otras obligaciones a parte de venir a trabajar a estas oficinas cada mañana. Pero merece la pena. Vaya que si merece la pena. En cuatro días quiero todo el material del siguiente número encima de mesa.
>>Aaron. Alison – nos miró – os quiero más juntos que nunca. Comed juntos, escribid juntos, opinad juntos, decidid juntos, respirar el mismo aire si hace falta, y dormir juntos si eso va a hacer que la próxima entrega de Voice ponga los pelos de punta a este país. ¿Lo habéis pillado?
-Por supuesto Catherine, así será – contestó Aaron.

Cuando la reunión terminó y todo el mundo salió de la sala Aaron se acercó a mí.
-Catherine ha sido bastante clara y tajante. Habrá que acatar sus normas… - decía sonriendo- ¿qué te parece si empezamos cenando juntos?
-Me encantaría, de verdad, pero… tengo planes.
-Es cosa mía o parece que evitas cenar conmigo siempre. Te prometo que mastico con la boca cerrada…y créeme…puedo ser bastante educado. Si te hace sentir más cómoda, incluso evitaré poner los codos en la mesa.
-¿Sabes qué? No debería descentrarme, como has dicho, Catherine ha sido bastante clara. Déjame que haga una llamada desde mi despacho y arreglo lo de esta noche, solo tengo que llamar a…
-¿Adam?
-Eh…sí. Adam… Nos vemos en un rato.
-Hecho. – sonrió satisfecho.

Entré en mi despacho para llamar por teléfono a Adam y así cancelar la cita de esa noche cuando vi que tenía dos mensajes en el buzón de voz, los escuché antes de hacer esa llamada.

“Me estoy enamorando de este apartamento, como no encuentre algo pronto voy a tener que quedarme aquí a vivir… ¡Es bromaaa! ¿Qué tal tu reunión? Espero que genial ¿Estaba Aaron? Sí ¿verdad?... vale, vale, voy al grano, ¡que te estoy leyendo la mente! ¿Recuerdas a Vince? El chico del que te hablé… va a comprar entradas para ir a ver a los Knicks, quiere presentarme a sus amigos, ¿has oído eso? ¡Suena a presentación oficial! La cosa es que uno de sus colegas va con pareja y el otro…no, así que he pensado que tú podrías venir conmigo, así me servirás de apoyo. Además es baloncesto…sé que no te puedes negar. No hay más que hablar ¡Gracias! ¡Eres una amiga estupenda!”

-Esta Sophie…-pensé a mí misma sonriendo por tener otra vez esa fuente de vida a mi lado. Y pulsé para escuchar el siguiente mensaje.

“¿Alguna vez has cenado en lo más alto del Empire Ali?...” – ¡Adam!- “…espero que no, así esta noche podrá ser tu primera vez… que tengas un buen día.”

Continuará en http://elcalidorincondelprocrastinante.blogspot.com/

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